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martes, 7 de mayo de 2013

EL VENDEDOR DE TORTILLAS.




Un hombre vivía en un pueblo por el que pasaba una carretera muy transitada, tenía un bar en el que se servían más de 50 clases diferentes de tortillas. No tenía radio, ni televisión, ni leía los periódicos, pero hacía  las mejores y más variadas tortillas que te puedas imaginar, de patata, de toda clase de verduras, de gambas y otros mariscos. Las tortillas más imaginativas del mundo. 

Se preocupaba por la divulgación de su negocio y colocaba carteles de propaganda por el camino, ofrecía su producto en voz alta y toda la gente del pueblo y los alrededores le compraba. 

Las ventas fueron aumentando cada vez más, compraba los mejores huevos y los productos más frescos para confeccionar sus tortillas. Llegó un momento en que fue necesario contratar más trabajadores, para atender a la creciente clientela. El negocio prosperaba. 

Sus tortillas eran famosas en toda la región. Eran las mejores.

Venciendo su situación económica inicial, pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar Económicas en la mejor Universidad del país. Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que su padre continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él... ¿Papá, no escuchas la radio? ¿No ves la televisión? ¿No lees los periódicos? Hay una gran crisis en el mundo!!! Y la situación de nuestro país es crítica!!! ¡Todo está mal y el país va a quebrar! 

Después de escuchar las consideraciones de su hijo, el padre pensó... bien, si mi hijo Economista, lee periódicos, ve televisión y sabe del tema, entonces solo puede tener la razón... y con miedo de la crisis, el hombre empezó a reducir la variedad de tortillas y ahora sólo tenía 30 tortillas diferentes. Comenzó a comprar los huevos más baratos y el género para realizar sus tortillas de peor calidad y para economizar dejó de hacer sus carteles de propaganda.
Tuvo que reducir a 10 la variedad de tortillas debido a la disminución de clientela. Despidió a algunos de sus trabajadores.

Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en voz alta, ni atendía con entusiasmo a sus clientes. 

Tomadas todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables. El negocio de tortillas del hombre que antes generaba recursos para que el hijo estudiara Económicas, finalmente quebró. Tuvo que cerrar.

Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo: hijo, tenías razón, estamos en medio de una gran crisis y les comentó orgullosamente a sus amigos: bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Económicas, él me avisó de la crisis...


¿Y TÚ? ¿TIENES A ALGUIEN QUE TE AVISE DE LA CRISIS?