COACHING
Bienvenido al blog de coaching para mantener una actitud positiva, fomentar las emociones positivas y conseguir la felicidad y satisfacción personal.
jueves, 29 de noviembre de 2012
HABILIDADES OPTIMISTAS
El optimismo está considerado como una emoción de futuro, otras son la fe, la esperanza, confianza y seguridad. Desarrollar y mejorar el optimismo puede hacer que mejore la salud e incrementar el rendimiento en las tareas que vamos a realizar.
Puede definirse como optimista a la persona que espera resultados favorables del futuro, lo que la convierte en una persona más persistente, con mejor humor y más exitosa en términos generales.
Se han detectado algunas habilidades cognitivas que promueven al optimismo como son:
- EVALUAR LOS PENSAMIENTOS: fijarnos en nuestros pensamientos diarios, en nuestro diálogo interno, en lo que nos decimos cuando vamos a iniciar una tarea.
- RECONOCIMIENTO E IDENTIFICACIÓN de pensamientos que aparecen frente a hechos negativos. Una derrota es considerada por un optimista como algo circunstancial, que tiene solución y no es eterna.Y además se puede convertir en una experiencia de aprendizaje.
- GENERACIÓN DE EXPLICACIONES CAUSALES más efectivas. Los optimistas identifican las causas desde algo externo. Se trata de buscar las causas que han contribuido a la no superación de la prueba en cuestión. Prestar atención a lo modificable (no estudié suficiente), lo específico (estaba cansado) y lo impersonal (el examen era muy difícil).
- Tratar de aligerar la situación con SENTIDO DEL HUMOR Para hacerla más liviana y liberar tensiones.
- DISPUTAR. Consiste en evitar los pensamientos negativos, discutiendo con ellos como si se tratara de una tercera persona. Tras discutir contigo mismo tus pensamientos negativos pasas de la desesperación a la esperanza y tus decisiones pueden pasar del deseo a abandonar a la voluntad de seguir adelante.
Ser optimista implica una motivación y un motivante en sí mismo y, en ocasiones, puede convertirse en una necesidad vital. El optimismo refuerza la confianza en nuestras propias capacidades y hace que esperemos cosas mejores de nuestro futuro.
¿Qué tipo de pensamientos sueles tener?
¿Cómo consideras una derrota?
lunes, 26 de noviembre de 2012
EL CREDO OPTIMISTA
Hace algún tiempo llegó a mis manos un
libro de 1912 escrito por Cristian D.
Larson, “Sus fuerzas y cómo utilizarlas”.
Este autor escribió más de 40 libros e
inspiró, entre otros, a Norman Vincent Peale. Fue líder destacado del “Nuevo
Pensamiento”.
En el citado libro aparece el “Credo
optimista” que fue adoptado como credo Optimist International en 1922. En
aquella época, este credo, inspiraba a las personas hasta el punto que en los
hospitales se utilizaba para ayudar a los pacientes a recuperarse de una
enfermedad. Y en la práctica de deportes, los entrenadores lo han utilizado
para motivar sus jugadores.
Tras 100 años de su aparición creo que
podemos considerarlo muy vigente en nuestras vidas, aunque algunos no querrán
llamarle credo por las connotaciones religiosas que pueda tener, pueden
llamarle el manual del optimista. Lo transcribo aquí para quien pueda
interesarle. Como podéis comprobar se dirige a sus lectores de usted. Cosas de la época.
Prométase a usted mismo:
-
Ser tan fuerte
que nada pueda perturbar su paz mental.
-
Hablar de
salud, felicidad y prosperidad a cada persona que conozca.
-
Lograr que
todos sus amigos sientan que hay algo valioso en ellos.
-
Mirar el lado
luminoso de todas las cosas y hacer que su optimismo se vuelva realidad.
-
Pensar sólo en
lo mejor, trabajar sólo por lo mejor y esperar sólo lo mejor.
-
Ser tan
entusiasta respecto al triunfo de los demás como del propio.
-
Olvidar los
errores del pasado y concentrarse en los logros del futuro.
-
Tener siempre
un semblante alegre y dar una sonrisa a cada persona con quien se encuentre.
-
Invertir tanto
tiempo en su mejoramiento que no tenga tiempo de criticar a los demás.
-
Ser demasiado
grande para la preocupación, demasiado noble para la ira, demasiado fuerte para
el miedo, y demasiado feliz para permitir la presencia de problemas.
-
Pensar bien en
sí mismo y proclamarlo al mundo, no en voz alta pero si con hechos concretos.
-
Vivir en la fe
de que todo el mundo está de su lado mientras sea fiel a lo mejor que hay en si
mismo.
Cristian
D. Larson. 1912
¿Te sientes identificado con alguna de estas afirmaciones?
jueves, 22 de noviembre de 2012
ACTITUD Y EMOCIONES POSITIVAS
Tener buen sentido del humor y
desarrollar otras emociones positivas potencian el sistema inmunológico y, como
consecuencia de ello, disminuyen la posibilidad de padecer enfermedades.
El
psiquiatra William Fry, perteneciente a la Sociedad internacional de estudios
sobre el humor, y el psiconeuroinmunólogo Lee Berk, profesor de la Universidad
de Loma Linda en California, son pioneros en las investigaciones del humor como
terapia.
En
uno de sus estudios analizaron muestras de sangre de un grupo de voluntarios
después de visionar una película de risa y comprobaron que el número y el nivel
de actividad de las células del organismo encargadas de defenderlo de ataques
externos habían aumentado considerablemente.
Otros
estudios realizados a pacientes a los cuales se les habían diagnosticado
tumores cancerígenos, han demostrado que los pacientes optimistas tenían
mayores probabilidades de continuar con vida transcurrido un año del diagnóstico
de su enfermedad.
El
sentido del humor, la esperanza, el optimismo, la gratitud o el perdón son
algunas de las variables psicológicas que se relacionan con mejores pronósticos,
periodos de recuperación más cortos, menor sensación de dolor y menor utilización
de fármacos.
Mantener
una actitud positiva ante una enfermedad contribuye a prolongar nuestra vida en
los casos más graves y nos procura un mayor bienestar físico y psicológico.
Hay que dejar claro que ser
optimista no es lo mismo que abandonarse a la suerte. El que no hace nada y espera que
el todo fluya a su favor, probablemente obtendrá los mismos resultados
que el pesimista que se tumba plácidamente con la excusa de que tiene muy mala
suerte y las oportunidades siempre son para otros.
Ser optimista es
ponerse en camino para conseguir nuestros objetivos porque pensamos que es
posible alcanzarlos. El
pensamiento positivo no niega la realidad, aporta energía para
construirla.
martes, 20 de noviembre de 2012
BENEFICIOS DE LA ESPERANZA
Según el diccionario,
esperanza es la confianza de lograr una cosa, de que la cosa deseada se
realice.
Visualizar
nuestras metas y tener claros los recursos para lograrlas favorece el
desarrollo de la ESPERANZA.
La
esperanza nos ayuda a comprometernos con nuestras metas, gracias a ella
confiamos en el futuro y, espiritualmente nos une con la fe, ya que hace que
confiemos en algo que no vemos.
La
psicología nos define la esperanza como un conjunto de ideas y creencias que
nos ayudan a encontrar el camino para conseguir nuestras metas y nos permite
confiar en nuestras capacidades para conseguirlas.
Algunos
estudios psicológicos han demostrado que los estudiantes con niveles más altos
de esperanza se desenvuelven mejor en la escuela. Y los universitarios más
esperanzados durante el primer semestre tienen mayores probabilidades de
terminar su carrera.
La
esperanza se relaciona con la salud física y mental: las personas con mayor
esperanza sobrellevan mejor las enfermedades ya que se comprometen más con el
tratamiento y la prevención. Y además
tienden a soportar mejor el dolor.
En
cuanto a salud psicológica, las personas esperanzadas generalmente están más
contentas y experimentan emociones positivas, ya que la esperanza les ayuda a
establecer y conseguir sus propósitos. Tienen índices más bajos de depresión,
se sienten más satisfechas con su vida y manejan mejor el estrés.
Además
la esperanza se asocia con el sentido de nuestra vida, con pensar que nuestra
vida tiene un significado. Las personas con una gran esperanza conectan mejor
con los demás, se interesan por ellos sinceramente y son más flexibles, ya que
tienen en cuenta otros puntos de vista diferentes al suyo.
Un
ejercicio para desarrollar la esperanza consiste en visualizar nuestras metas
con claridad y todo tipo de detalles (imaginar qué queremos y cual sería el
mejor resultado posible). Una vez visualizada nuestra meta (cómo estarías, con quién, en qué lugar,
haciendo qué…) anotaremos qué podemos hacer para lograrla, todo lo que esté a
nuestro alcance. La finalidad es adónde queremos llegar y, para ello, poner en funcionamiento todos los recursos que
tenemos a nuestro alcance.
¿Hasta qué punto te consideras una persona esperanzada?
¿Qué te aporta tener esperanza en un futuro más positivo?
lunes, 19 de noviembre de 2012
ENFRENTAR NUESTROS MIEDOS
En una ocasión, un león se acercó hasta un lago de aguas cristalinas para
calmar su sed.
Al
acercarse, vio su rostro reflejado en ellas y pensó:
-!Dios!, !este
lago debe ser de ese león! Tengo que tener mucho cuidado con él.
Atemorizado, se retiró de las aguas.
Pero tenía tanta sed que regresó nuevamente.
Aunque ¡ahí estaba otra vez el “león”!… ¿No sabía qué hacer?
¡La sed lo devoraba y no había otro lago cercano!
Retrocedió.
Unos minutos después volvió a intentarlo y al ver de nuevo al “león”, abrió las fauces amenazadoramente pero, al comprobar que el otro“león” hacía lo mismo, sintió terror. ¡Salió corriendo!
Sin embargo… ¡era tanta la sed!
Lo intentó varias veces, pero siempre huía espantado.
Como la sed era cada vez más intensa, tomó la decisión de beber agua del lago, sucediera lo que sucediera.
Así lo hizo.
Entonces sucedió lo insospechado: ¡al meter la cabeza en las aguas, el “león” simplemente desapareció!
“Muchos de nuestros temores son imaginarios.
Sólo cuando los enfrentamos desaparecen.
Si dejamos que nuestra imaginación descontrolada usurpe el lugar
de la realidad,
nos perderemos en las creaciones y reflejos de nuestras propias mentes…”
¿Qué miedos no te dejan avanzar?
¿Cuándo vas a enfrentarte a ellos?
viernes, 16 de noviembre de 2012
ACTITUD POSITIVA. 7 SUGERENCIAS
La actitud que tomamos frente a los problemas que
se nos presentan cotidianamente es finalmente la que determina la dimensión e
importancia de los mismos. Podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío, podemos
alegrarnos al ver la mitad llena o podemos preocuparnos por la mitad vacía.
Esto no es ni más ni menos que una cuestión de dos actitudes antagónicas: la
positiva y la negativa. Podemos
transformarnos en personas más positivas y creativas para vivir las
circunstancias de una manera menos traumática.
Para generar una
verdadera "actitud positiva", he propuesto 7 sugerencias que, si
se siguen al pie de la letra, pueden ayudar a cambiar nuestra actitud:
1. Relajación.
Dedicar unos
minutos al día para concentrarnos en la respiración, sin pensar en otra cosa.
Se ha comprobado que los métodos de relajación ayudan a deshacerse de los
pensamientos negativos, favorecen el control de las emociones y purifican el
cuerpo.
2. Buscar el lado
positivo.
Aceptar los hechos
tal como son, sin reproches. Toda acción tiene un lado positivo, debemos ser
capaces de encontrarla.
3. Evitar las
comparaciones.
Aceptarte tal como
eres y tratar de cambiar lo que no te gusta de ti sin compararte con nadie.
Todos somos diferentes, cada uno podemos resaltar algún aspecto positivo de
nosotros mismos. Hay que desarrollarlo al máximo.
4. Vivir el
presente.
No pasarnos la
vida lamentándonos por el pasado o soñando con el futuro. Vivir el día a día.
Fijándonos detenidamente de todo lo que nos rodea.
5. Pasar a la
acción.
Cuando no tengas
ganas de hacer algo, comienza dando un primer paso, aunque sea pequeño. Puedes
pensar que no estás motivado, confía en que la motivación llegará. La
motivación es tener motivos. Hacer deporte o alguna actividad física aumenta la
serotonina y aumenta el optimismo.
6. Prestar
atención a los demás.
Ayudar a los demás
nos ayuda a sentirnos mejor y más positivos. Está demostrado que tener
actitudes filantrópicas o altruistas aporta beneficios psicológicos y para la
salud.
7. Cultivar el
buen humor.
El estar de buen
humor conlleva estar más motivado y nos hace comunicarnos mejor. Además de
aportar beneficios psicológicos: favorece la creatividad, libera tensiones, se
reducen los niveles de estrés… Y físicos: está demostrado que el buen humor
eleva el umbral de tolerancia al dolor.
¿Cuál es tu actitud frente a los problemas?
¿En qué te puede ayudar tener una actitud positiva?
martes, 13 de noviembre de 2012
INVICTUS
Hace unos días pude ver Invictus. Es un película dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. La historia está basada en el libro de John Carlin, Playing the Enemy: Nelson Mandela and the Game That Changed a Nation.
La película trata sobre los acontecimientos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, organizada en ese país tras el desmantelamiento del sistema segregacionista del apartheid. Freeman y Damon protagonizan, respectivamente, al presidente sudafricano Nelson Mandela y a Francois Pienaar, capitán del equipo de rugby de Sudáfrica.
El nombre Invictus, puede ser traducido del latín como invicto o invencible, y es el título de un poema del inglés William Ernest Henley (1849-1903).
El poema me resultó tan sobrecogedor cómo la película y quiero compartirlo:
INVICTUS
En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a la espalda.
Soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
Víctima o responsable.
Hay dos caminos por donde puede
transitar nuestra vida. La única manera de progresar en nuestro día a día es no
echar la culpa a los demás de las cosas que nos ocurren. Si pensamos que no
hemos tenido suerte, que no nos han favorecido las circunstancias, que los
demás siempre resultan beneficiados con respecto a nosotros, nos sentimos
víctimas.
La
víctima es considerada por todos como alguien débil a quién hay que proteger.
Esto hace que, en ocasiones, merezcan la atención y simpatía de los demás. Y,
al sentirnos víctimas buscamos compasión en los otros.
No
somos conscientes del hecho que al haber tenido muchos fracasos estamos en la
mejor condición para comenzar una nueva vida, pues somos verdaderos expertos en
conocer cómo no deben hacerse las cosas.
Si
de verdad sabemos lo que hemos hecho mal, estamos en las mejores situaciones
para no repetirlo en el futuro, y esto nos puede acercar un poco más al éxito.
Podemos
mirar lo que sucede como una catástrofe y convertirnos en víctimas o podemos
elegir mirarlo como una oportunidad de crecimiento y convertirnos en
protagonistas. Va a depender del grado de responsabilidad que adquiramos.
Al
mirar las cosas desde la responsabilidad vamos a encontrarnos con nuevas
posibilidades de acción que antes no veíamos. Con una actitud mental más
positiva y constructiva.
Nada
solucionamos culpando a los demás. Si las cosas nos han sucedido debemos
aceptarlo y asumir nuestra responsabilidad. Se consiguen más progresos actuando
de esta manera.
Hay dos caminos por donde puede transitar nuestra vida. El éxito o el fracaso, la responsabilidad o el vistimismo. Y sólo depende de nosotros. Es nuestra decisión tomar un camino u otro.
¿Dónde quieres estar tú?
¿Eliges ser víctima y te instalas en la queja?
¿O te responsabilizas y actúas?
jueves, 8 de noviembre de 2012
GRATITUD Y PERDÓN.
Cuando alguien se siente incapacitado para valorar y disfrutar los
momentos agradables que vivió en el pasado y tiende a dar más importancia a los
desagradables, se siente vacía, alejándose de la serenidad, la felicidad y la
satisfacción personal.
Desde la Psicología positiva se proponen dos métodos para invertir
ese proceso, basados en la gratitud y el perdón:
GRATITUD: contribuye a un incremento del
disfrute de los recuerdos buenos del pasado y a valorarlos. Ésta consigue
amplificar los sentimientos vividos en los momentos pasados, transformándose la intensidad, la frecuencia y el “nombre” que les damos desde nuestro
pensamiento.
PERDÓN: contribuye a disminuir
lo triste de los hechos negativos que nos han sucedido. Con él se consigue no
cambiar el recuerdo pero si el dolor que nos produce. Cuando se perdona se
consigue que la tristeza pase a convertirse en neutralidad, incluso en algo
positivo. Si la persona es capaz de reconciliarse con el recuerdo de la persona
que le ha causado un daño obtendrá una mayor satisfacción vital. Sobre todo se
consigue evadirse de emociones tan negativas como la ira, el resentimiento o la necesidad de
venganza. Cuando el individuo perdona, sus cogniciones, sentimientos y
actuaciones hacia el ofensor son mucho más positivos siendo una actitud de
cambio en las actitudes y motivaciones de quién perdona hacia lo que le ha
ofendido.
Durante mis sesiones de coaching, en ocasiones, utilizo alguno de estos métodos según las necesidades de mi coachee. Si consideramos que es un ejercicio de gratitud lo que necesita hacer el cliente, le pido que piense en una persona a la que no le ha mostrado su gratitud tras un favor o una dedicación continuada hacia él. Seguidamente le propongo escribir una carta en la que detalle todos los sentimientos de gratitud hacia esa persona para finalizar entregándosela y leyéndola en su presencia.
Resulta ser un poderoso ejercicio en el que tanto la persona gratificada como la gratificante reciben un profundo reconocimiento mutuo, se establecen lazos de amistad más fuertes, se generan emociones positivas y se elevan los niveles de bienestar.
Por otro lado, hay coachees que vienen a la sesión con mucho resentimiento hacia alguna persona que los ha agraviado, que se enfurecen al recordar los hechos mostrando ira en sus rostros. A estos otros les ofrezco la posibilidad de escribir una carta en la que perdonan a la persona causante del agravio. Ni que decir tiene que, la mayoría, se niegan rotundamente en primera instancia. Cuando les hablo de los beneficios positivos que puede tener el perdón para ellos mismos es cuando, algunos, acceden a realizar el ejercicio.
Tal ejercicio consiste en escribir una carta en la que muestra sus sentimientos en el momento en el que se produjo la ofensa, detallando todos los pormenores que tuvieron lugar y el motivo por el que se sintió agraviado, para finalizar con una declaración de perdón. Esta carta evidentemente no es para mostrársela al causante de la ofensa, que seguramente ignora que exista como tal, simplemente es un ejercicio para descargar todo el resentimiento acumulado plasmándolo por escrito.
Es increíble el poder terapéutico que tiene este ejercicio.
Es increíble el poder terapéutico que tiene este ejercicio.
¿Y tú, en qué ocasiones utilizas la gratitud?.
¿Cómo podrías perdonar a alguien que no es consciente de
una ofensa?
martes, 6 de noviembre de 2012
CÓMO PASAR DEL PESIMISMO AL OPTIMISMO
Hace aproximadamente 12 años tuve por
primera vez entre mis manos el libro “Aprenda Optimismo” de Martin E. P.
Seligman, padre de la psicología positiva, en aquel tiempo leí el libro como
uno más de tantos. En los últimos días lo he releído y quiero compartir con
vosotros algunas de las conclusiones que he extraído de él. Hay que tener en
cuenta que fue escrito en el año 1990 cuando la gran mayoría de los psicólogos
se dedicaban al tratamiento de las enfermedades mentales y muy pocos hablaban
de emociones positivas. Y no fue hasta 1998 cuando se inició formalmente lo que
llamamos psicología positiva durante la conferencia inaugural de la Asociación
Americana de Psicología por parte del Dr. Seligman.
En el libro, Seligman, habla del modelo
ABC que desarrolló Richard Ellis y que corresponde a las siglas en inglés de:
Adversity, Beliefs y Consequences. Lo que en castellano sería: Adversidad,
Creencias y consecuencias.
Para ver cómo funciona el ABC en
nuestra vida diaria, Seligman, aconseja llevar un registro diario durante un
tiempo, atendiendo al diálogo interno que se produce en nuestra mente. Se trata
de establecer la relación entre una determinada adversidad y un sentimiento.
En este registro diario iremos anotando
primero la adversidad que nos ocurra (puede tratarse de algo sin demasiado
importancia: un reproche de nuestra pareja, una falta de atención por parte de
un ser querido…) hay que anotar simplemente lo que ocurre, sin juzgarlo. A
continuación anotaremos la creencia, o sea la interpretación que hacemos sobre
la realidad. Y, por último, la consecuencia, aquí prestaremos mucha atención a
nuestro sentimiento, anotando lo que sentiste y lo que hiciste en ese momento.
Ejemplos:
Adversidad: tu
mejor amigo no responde a tus llamadas telefónicas.
Creencia: piensas
que no quiere saber nada de ti.
Consecuencia: te
pasas deprimido el resto de la tarde.
Adversidad: Tu
mejor amiga no responde a tus llamadas.
Creencia: piensas
que se ha dejado el móvil en algún sitio.
Consecuencia: no
te sientes mal, pasas el día como si nada.
Después de realizar varios registros
hay que leerlos detenidamente y encontrar el vínculo entre lo que has creído y
las consecuencias.
De esta forma comprobamos que las
explicaciones pesimistas provocan pasividad y desaliento, en tanto que las
explicaciones optimistas confieren ánimo.
El paso siguiente sería modificar las
creencias negativas que siguen a una adversidad, para cambiar nuestra reacción
frente a la misma.
Seligman habla de dos modos para
cambiar las creencias pesimistas: la distracción y la discusión. La primera se
trata de pensar en otra cosa cuando
aparece la creencia pesimista. La segunda
es discutirlas. Las creencias que se discuten a conciencia tienen menos
probabilidades de volver cuando una situación semejante se presenta.
Distracción: para interrumpir los
pensamientos negativos, Seligman, nos propone algunas sencillas técnicas:
cuando estamos teniendo el pensamiento en cuestión, dar una palmada fuerte y
decir BASTA YA, esto hace que desaparezca la imagen negativa y podamos pensar
en algo nuevo; también habla de hacer sonar una campana o de llevar en el
bolsillo una tarjeta con la palabra STOP y mirarla cuando aparece el
pensamiento; pero la “técnica” que para Seligman es la más efectiva es la
siguiente: se trata de llevar una goma elástica en la muñeca, tirar de ella y,
al soltarla, sentimos un ligero dolor que termina con la rumiación negativa.
Esto hace que inmediatamente estemos en disposición de tener un cambio de
atención hacia otra cosa.
Discusión: tras discutir contigo mismo
las creencias que siguen a la adversidad, pasas de la desesperación a la
esperanza y tus decisiones pueden pasar del deseo a abandonar a la voluntad de
seguir adelante. La discusión consiste en verificar la exactitud de nuestras
creencias y nos hace tomar distancia con respecto a nuestra explicación
pesimista.
Para Seligman, el principal instrumento
para modificar una interpretación acerca de la adversidad es la discusión, ya
que discutiendo tus propias creencias
puedes hacerles frente a las creencias negativas y no permitir que influyan en
tu vida.
Para poner en tela de juicio tus
propias creencias es importante buscar todas las causas que hayan podido
contribuir. Puedes dirigir tu atención a lo modificable (no entrené suficiente
para este partido y estaba cansado), lo específico (he acusado el cansancio en
exceso) y lo impersonal (el otro equipo era mejor). Por ello, según Seligman,
es conveniente generar creencias alternativas, insistiendo en las posibilidades
de cuya veracidad no estás plenamente convencido.
Esto es, entre
otras cosas, parte de lo que concluye Seligman en “Aprenda optimismo”, a mi me
ha servido la técnica de discutir con mis creencias para desechar las que no me
son válidas y mantener las que me pueden ayudar. Espero que esto os pueda
aportar algo positivo. Y me pregunto:
¿Qué hacéis
cuando, en vuestro diálogo interno, tenéis un pensamiento negativo? ¿Habéis
discutido alguna vez con vuestras creencias?.
jueves, 1 de noviembre de 2012
Cambio de paradigma
Cambio de
paradigma
Dos acorazados asignados a la escuadra
de entrenamiento habían estado de maniobras en el mar con tempestad durante
varios días. Yo servía en el buque insignia y estaba de guardia en el puente
cuando caía la noche. La visibilidad era pobre; había niebla, de modo que el
capitán permanecía sobre el puente supervisando todas las actividades.
Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informó: "Luz a estribor".
"¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?, gritó el capitán. El vigía respondió "Directo capitán", lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque.
El capitán llamó al encargado de emitir señales. "Envía este mensaje: Estamos a punto de chocar; aconsejamos cambiar 20 grados de rumbo."
Llegó otra señal de respuesta: "Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo".
El capitán dijo: "Contéstele: Soy capitán; cambie su rumbo 20 grados".
"Soy marinero de segunda clase -nos respondieron-. Mejor cambie su rumbo 20 grados."
El capitán ya estaba hecho, una furia. Espetó: "Conteste: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados".
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: "Yo soy un faro".
Cambiamos de rumbo.
Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informó: "Luz a estribor".
"¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?, gritó el capitán. El vigía respondió "Directo capitán", lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque.
El capitán llamó al encargado de emitir señales. "Envía este mensaje: Estamos a punto de chocar; aconsejamos cambiar 20 grados de rumbo."
Llegó otra señal de respuesta: "Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo".
El capitán dijo: "Contéstele: Soy capitán; cambie su rumbo 20 grados".
"Soy marinero de segunda clase -nos respondieron-. Mejor cambie su rumbo 20 grados."
El capitán ya estaba hecho, una furia. Espetó: "Conteste: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados".
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: "Yo soy un faro".
Cambiamos de rumbo.
Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
Muchas veces nos empeñamos en hacer las cosas como creemos que tienen que hacerse,
sin tener en cuenta que, estamos interactuando con todo lo que nos rodea y hay personas y
cosas que se sienten influenciadas por lo que nosotros hacemos o dejamos de hacer.
Muchas veces nos empeñamos en querer tener razón sin tener en cuenta el punto de vista
del otro, simplemente nos molesta que no nos den la razón cuando creemos tenerla. No
cejamos en nuestro empeño hasta que la realidad nos demuestra que es inútil continuar por
ese camino, y es cuando hacemos un cambio de paradigma. Nuestros paradigmas nos
mantienen anclados a esquemas que no nos dejan ver más allá de nuestras ideas,
pensamientos y creencias que hemos incorporado a lo largo de nuestra vida y que
aceptamos como verdaderas o falsas sin haberlas analizado previamente. Sólo ampliando
nuestra mirada y poniéndonos en el lugar del otro podremos hacer los cambios necesarios
para avanzar y sólo haciendo las cosas de manera distinta podremos obtener resultados
distintos.
¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?
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