Las dudas y
el miedo nos bloquean hasta tal punto que no nos dejan avanzar en la
consecución de nuestros objetivos. Muchas veces perdemos grandes oportunidades
debido a la falta de confianza en nosotros mismos. Otras personas, sin embargo,
aprovechan las oportunidades y vemos cómo triunfan y nos preguntamos qué hacen
diferente que nosotros no hacemos. Poner en práctica alguna de estas
sugerencias te puede ayudar.
1.
Piensa en que todo el mundo quiere ayudarte.
La mayoría
de personas están deseando ayudar a los demás. Piensa en que todo el mundo es
tu amigo y actúa con total confianza. Si no lo intentas nunca lo conseguirás.
2. Visualiza
tu objetivo.
Imagina que
ya has alcanzado tu meta. Vívelo como si fuera real. Se trata de imaginar lo
que quieres en lugar de lo que temes. Para ello tienes que imaginar con todo
detalle las escenas exactas de aquello que quieres lograr, practicando
mentalmente las acciones necesarias para alcanzar el objetivo. Una vez estás
allí, ¿Cómo te sientes? ¿Qué ves? ¿Qué olores percibes? ¿Qué sonidos? Piensa en
el camino que has recorrido hasta llegar.
3. Hazte preguntas positivas y reforzantes.
Que generen sentimientos de fuerza y
esperanza. Sobre una situación en cuestión: ¿Qué tiene de bueno esta situación?
¿Qué le falta para ser perfecta? ¿Qué puedo hacer yo para que las cosas sean
como yo quiero que sean? O sobre ti misma: ¿Qué habilidades tengo? ¿Qué es lo
que mejor sé hacer? ¿Qué es lo que me gusta de mi misma? ¿Para qué soy buena?
Nuestra mente siempre va a buscar una respuesta para cada pregunta que le
hagamos, y si no tiene la respuesta, la inventará.
4. Fíjate en tu postura.
El modo en
el que estás de pié, en el que caminas, cómo te sientas. Una persona que se
siente deprimida mantiene su cabeza inclinada hacia el suelo, su pecho hundido
y sus músculos faciales están flácidos. Las emociones afectan a nuestra postura
corporal pero nuestra postura también afecta a las emociones. Cambiando nuestra
postura podemos cambiar nuestra emoción. Si te mantienes de manera erguida,
respirando profundamente y sonriendo es muy difícil que te sientas deprimida.
5. Vive
el presente.
Quien vive
en el momento presente no tiene tiempo de lamentarse por el pasado y de
preocuparse por el futuro. No prestarle suficiente atención al presente nos
puede provocar sentimientos de pesar por lo que ya hemos hecho y de ansiedad
por lo que todavía no ha ocurrido. Se trata de aprender a tomar las cosas
cuando vienen y dejarlas ir cuando se van. No pienses si… (esto o lo otro
ocurriera) … entonces yo haría… (esta cosa o la otra) ACTÚA.
6.
Proponte metas.
El hecho de
proponernos metas hace que nuestra mente se centre en el placer de encontrar el
objetivo, mientras que la ausencia de metas hace que la vida se enfoque en
evitar el dolor que nos produce no encontrar sentido a nuestra vida. Al tener
metas extraemos energía del entusiasmo que ponemos en obtenerlas. Si tenemos
algo por lo que luchar, el estrés y las tensiones desaparecen. Si queremos
encontrarle un sentido a nuestra vida tenemos que proponernos metas.
7.
Deja de ser víctima para convertirte en protagonista.
Las víctimas
se instalan en la queja, las protagonistas se sienten responsables de sus
actos. La actitud que tomes frente a las circunstancias adversas va a
determinar que una derrota sea para ti un peligro o una oportunidad para
crecer. La vida es un 10% lo que nos sucede y un 90% cómo respondemos a ello. Depende de tu actitud.