Durante el periodo en el que estamos trabajando,
prácticamente no tenemos tiempo de disfrutar del poco tiempo libre que nos
queda y de repente llega el periodo estival y con él las ansiadas vacaciones,
es entonces cuando nos podemos encontrar con que no sabemos qué hacer con tanto
tiempo libre.
En el momento en que nuestra mente no necesita permanecer
concentrada en nuestra ocupación diaria, puede llegar a dispersarse de tal
manera que acabe centrándose en aquellas cosas que más nos preocupan. Para no
abordar los problemas que creemos complicados de resolver, podemos actuar
invirtiendo nuestro tiempo en ocio activo o pasivo.
El ocio pasivo es el que no requiere ningún
esfuerzo físico ni mental y lo único
que consigue es que huyamos de nuestros problemas, el ejemplo más
sencillo sería ver la televisión.
El ocio activo, por el contrario, hace que mejore nuestra
concentración, podamos fomentar y mejorar nuestras actividades o que se
enriquezcan nuestras relaciones con los demás. De esta manera contribuimos a
nuestro desarrollo y crecimiento personal. Entre estas actividades de ocio
activo podrían estar: realizar nuestro deporte preferido, leer un buen libro,
escribir, realizar algún curso o taller sobre algún tema que nos interese,
visitar alguna ciudad pintoresca, algún museo…
El ocio activo contribuye a mejorar nuestra calidad de vida,
por el contrario, el ocio pasivo no nos lleva a ninguna parte y puede llegar a
convertirse en un grave problema cuando nos roba la mayor parte de nuestro
tiempo libre.
En ocasiones, pensamos, que durante las vacaciones tenemos
la ocasión ideal para dedicarla a no hacer nada, decimos que queremos
aburrirnos de no hacer nada. Y es que, tener demasiado tiempo libre, puede
requerir de un esfuerzo para organizarnos y poder disfrutarlo.
Lo fundamental es encontrar actividades que nos hagan
desarrollarnos y crecer como personas, que podamos potenciar nuestras
habilidades o posibilitar otras nuevas que nos hagan esforzarnos para conseguir
superar algún reto.
Por ello realizar actividades nuevas y desafiantes puede
resultar tan gratificante que incluso descubramos una forma de vivir nuestro
ocio con verdadera pasión.
Recientemente he
realizado mi bautismo de buceo y verdaderamente ha resultado ser una
experiencia muy recomendable. He superado un temor a algo que realmente
desconocía, o al menos me causaba mucho respeto. Y he podido comprobar que, si
realizas una actividad desconocida con la plena confianza de que va a resultar
satisfactoria, consigues superarla y disfrutar de ella.